Tus ojos dan la paz que mi mente necesita,
por eso los miro sin cesar para calmar mi espera,
así transcurre el tiempo casi sin percibirlo,
relajando mi pensamiento en la quietud de tu mirar
y cuando alteras las cejas o arriesgas la visión
hacia otro lugar, me preocupas,
pues se que algo inquieta tu meditación
y me llega esa alarma agitándome.
Mas si en tu rostro reina la calma,
también la aprecio en tu mirar
y mi ilusión viaja en pos de las ventanas de tu
alma,
sosegando cualquier atisbo de intranquilidad
y así mirándonos frente a frente tengo la
sensación,
de que siempre nos entendimos con solo la luz de
nuestros ojos.
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