Discúlpame porque ya no recuerdo el sabor de tus besos,
el tiempo se ha encargado de eso disipándolo en mis pupilas,
y aquella pasión que tu llamabas volcánica
parece que ha dejado ya sus últimos estertores,
ni siquiera se me llena la boca como antaño
para decir lo de “¡qué tiempos aquellos!”
es que las hojas caídas de este otoño
han solapado los recuerdos que estaban hibernando
y la carcoma va dejando huecos en mi memoria
o tal vez la holganza desmedida ha bloqueado el camino hacia ella.
No disfruto tampoco de la punta de picardía que adornaba mis palabras
y estas se han vuelto romas, cansinas, sin la mala uva que las caracterizaba,
¡ay, qué difícil es la vida para el árbol que le fallan sus raíces
y ya no tiene hojas para abrigarse!
¿qué puedo hacer para no acentuar más mi melancolía
y acercarme a ti para actualizar mi remembranza?
quizás no estás tan lejos y puede que aún me quieras y extrañes.
6 comentarios:
Con este poema tan melancólico te aferras a "lo último que se pierde es la esperanza". Ese detalle lo hace distinto de otros púramente lánguidos.
Me gutó.
Muchas gracias Manel por pasarte a leer mis versos y comentarme.
me alegra mucho de que te guste.
Un abrazo.
Es un canto a la melancolía o mas bien un grito, como bien dice Manel... pero es cierto, todo se termina ajando.
Muchas gracias por tu visita y por el comentario Paca.
Sí que es como un grito, pero aquí no se marchita nada.
Bicos compa.
Es el paso de los días, que transcurren posiblemente a lo largo de algunos años. Pero, mientras se tiene memoria, se sigue amando un poco.
Es bueno conservar el tiempo, pero nunca anclarse a él exclusivamente.
Bicos.
Muchas gracias por tu visita Ana, por supuesto que mientras se tengan recuerdos se sigue amando y en cuanto a conservar el tiempo, se dice que quien conserva el tiempo no envejece, lógico, si el tiempo no pasa por esa persona…
Pero no sé de ningún caso en el que alguien se anclase, aunque puede haber algún loco.
Un acio de bicos pra ti.
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