Nunca me importó perder contigo
en esos juegos en que el azar interviene,
mas esta vez iba en serio la partida.
La apertura española así lo indicaba
tomándote unos días de vacaciones,
cuando habíamos quedado para cenar.
Como pude encajé la jugada y respondí
con una defensa rusa. María Alexandrova
auspició mi movimiento con orgullo
ofreciéndome su grata compañía,
mas no permití que su pelo rubio dejara ni una sola
muestra del roce conmigo de su cabellera.
Tus peones no dejaban de molestarme
con sus claras intrusiones, recordándome
mi posición en el tablero y mi dependencia de ti,
hasta me hicieron pensar que hostigaban a los caballos
cada vez que pasaba a su lado.
que no te gustaba mi defensa rusa,
sacaste a tus alfiles para que me apuntasen con sus diagonales
y te enrocaste con tu torre más próxima,
dijiste ¡¡JAQUE MATE!!
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