Te
llamo y no pareces oírme,
es
verdad que a veces no sé si estás,
también
es cierto que alguna vez,
es
tanta mi ensoñación, mi despiste,
que
no me entero si te vas o si te has ido.
Sí,
ya sé que siempre me dices,
que
tengo la cabeza en las nubes y
casi
siempre es así, ya lo sé.
Pero
cuando te digo te quiero,
lo
hago de frente, mirándote a los ojos y
sin
un parpadeo,
así
recibo también tu beso de aceptación,
¡cómo
saboreamos ese momento!
qué
fresco y a la vez, qué cálido es ese beso,
entonces
no soy consciente de si bajé de las nubes
o
de si estoy con mi ángel en una cama de algodón.
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