Cruza
tu camino con el mío
aunque
tan solo sea para aromatizarme
con
tu forma de ser,
pero
muéstrame tus ojos
para
que en ellos vea yo
que
no me quieres postrado a tus pies,
si
no que deseas tener mi rostro
ceñido
al tuyo.
Recorta
tu paso para que el mío
llegue
a ti firme y seguro
de
compartir el mismo itinerario,
si
bien nuestro movimiento
no
irá unísono, al menos será
de
mutuo acuerdo.
No
escuches lo que te digan de mí,
léelo
en mis ojos y sabrás más
de
lo que mis labios puedan contarte,
no
obstante te dejaré las palmas de mis manos
para
que en sus mapas resuelvas tus dudas
y
sepas porque mi cabello se volvió blanco.
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