Qué difícil es sentir una pérdida,
llevando todo siempre dentro,
cómo asumir que no están
si todavía tenemos fresco su recuerdo,
qué podemos hacer en el espacio infinito
del tiempo,
si todo acabó y aún los sentimos.
No es verdad que el desierto del olvido,
llegue sin apenas percibirlo y cubra
nuestros recuerdos,
esa arena vuela en nuestra memoria
y el viento de la nostalgia descubre los
cuerpos
que evocamos en el pensamiento,
haciéndonos revivir lo que ha muerto.
Cada vez que llega el otoño,
me desprendo de mis amores
como hacen los árboles de hoja caduca,
a veces miro ese espectáculo del
desprendimiento
y me digo “otra hoja, otro amor que se va”
luego aparece el invierno que moja
y deshace esos follajes nutriendo la
tierra,
sus fríos endurecen los cuerpos,
los sume en un letargo apático
y cuando uno traspuesto y soñoliento
apenas puede abrir un ojo,
un rayo de sol ilumina la escena,
todo se llena de color brotando
botones y nuevas hojas que alegran
al más triste de los mortales.
4 comentarios:
Pérdidas, despedidas,vacío, muerte...
Nunca es momento, no hay espacio, salvo abismo, incertidumbre, miedo.
Cariños, amigo
Muchas gracias por pasarte por aquí querida amiga. Así lo vi en ese momento.
Bicos
Sólo de paso a saludar!
:)
Pues cordiales saludos querida amiga.
Un bico
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