Tal
vez soy demasiado romántico
pero
la quería tanto!
pregunté
a las flores y la margarita dijo no,
que
sacrificaba sus pétalos pero ella no me quería,
las
rosas se volvían cuando las miraba
y
les caían gotas, quizás del rocío,
miré
al cielo y al punto se llenó de nubarrones,
el
mar, si lo vieras! encrespaba sus olas,
no
sabía a dónde mirar, ni dónde meterme,
oí
una suave música y entré en un templo.
Cuando
salí todo estaba en calma,
de
los árboles llegaban trinos,
entonces
supe que se había ido,
y
no me dolió nada,
de
mis ojos no salió ni una lágrima,
ni
mi boca musitó palabra,
era
el adiós definitivo.
3 comentarios:
¡Menos mal que he pasado!.
Tengo que llamarte, soy un desastre lo sé, pero no olvido. Nada olvido.
Me ha encantado el poema, con esos desaires de margaritas y rosas, con ese templo sanador.
De verdad, me ha gustado mucho.
Todo mi recuerdo queda aquí en palabras escritas. Bicos.
¡Menos mal que he pasado!.
Tengo que llamarte, soy un desastre lo sé, pero no olvido. Nada olvido.
Me ha encantado el poema, con esos desaires de margaritas y rosas, con ese templo sanador.
De verdad, me ha gustado mucho.
Todo mi recuerdo queda aquí en palabras escritas. Bicos.
Hola Ana, me alegra encontrarte por mis letras, siempre es motivo de alegría recibir la visita de una persona amiga.
Me encanta que te gustara, bicos.
Publicar un comentario